Exposición «Más allá de la mirada»
Fotografías de Ismael García
Cada una de las fotografías de esta exposición ofrece una información que cada visitante percibe e interpreta de manera individual. Los personajes retratados cobrarán tantas vidas como pares de ojos los contemplen. El color, la luz, el revelado, cada arruga, cada expresión, te conducirán a imaginar quiénes son y cómo viven.
Unas imágenes, acompañadas por audioguías, que te invitan a reflexionar sobre la imaginación y la realidad absoluta, la creación y la mente, llegando a abstraernos incluso del color.
Tras «Miradas ignoradas», su primera muestra de fotografías, Ismael García incita a profundizar en sus retratos, descubriendo qué hay más allá de sus miradas y más allá de la tuya.
Los visitantes de la Ciudadela podrán acceder a esta exposición con su entrada al castillo, sin pago adicional. Disfrútala en la Sala Burnao desde el 4 de agosto al 1 de octubre de 2023.
Audioguías
El ensueño
La luz y la palabra
Alientos de luz
Ketchup
Agua
Proyecciones
Luz
De pescadores y dioses
Betel
Cerrar los ojos
Sombras
Sacerdotes y dioses
Belleza
Recuerdo
Sol
De barro
La magia
Lisu
Barro
El hada del sueño
El Creador
Caronte
Adornos
Barquero
Mirada imaginada
La flor escondida
Mantra
Alma escondida
La piel
El principio
Bostezo
La oscuridad
Mirada perdida
La espera
Surcos
Tiempo
El sol
Piel
Más allá
Shadu
Entregada
Final
La mirada se detiene en el color, vehículo que facilita la comprensión de una imagen. A través del color identificamos la imagen como algo cotidiano, perteneciente a nuestra realidad consciente y es más fácil despertar en el espectador emociones y sensaciones reconocibles. De tal manera es así, que incluso se podría decir que el color puede estandarizar la recreación (interpretación) de la imagen por parte de los espectadores.
¿Y qué quiero decir con “recreación”?
Cuando vemos una imagen, nuestro cerebro, a través del color y, del conocimiento del contexto en el que se desarrolla la escena, sin olvidar la influencia de nuestros conceptos sobre la felicidad, el bienestar, el amor etc., automáticamente recrea esa imagen atribuyéndole al personaje, un estatus social, cultural, emocional. Y ya la vida de esa niña, del anciano o del barrio entero será la que el espectador imagine. Y será ésta una recreación colectiva, es decir: Muchos coincidirán en sensaciones y obtendremos reacciones muy similares
Así que cuando eliminas el contexto de una imagen, cuando oscureces parte de un rostro, cuando los colores son más intensos y saturados, incluso cuando alteramos los tonos y matices, cuando alteramos las realidades impuestas, nos forzamos a ir más allá de la mirada. Y ya no será una recreación colectiva, será un viaje individual a través del color y de la luz con un destino, la mayoría de las veces, incierto, que no es otro que establecer una relación especial entre la obra y tú, siendo, quizás, lo menos importante, el personaje.
Y si has tomado ese tren, llegarás a un punto en el que el color ya no será necesario y únicamente nos quedará la luz. La luz que mágicamente y partiendo del negro intenso, casi sin pasar por los grises, irá dibujando rostros que están más allá del mundo real, incluso de aquellas realidades que se encuentran más allá de nuestra percepción más profunda.
Son imágenes que no pertenecen a nuestros mundos conocidos, que no existen más allá de nuestros sueños, de nuestras alucinaciones, pero que, en un instante, nuestro cerebro las hace reales, seres de carne y hueso, que nacen, viven y mueren, que sufren y gozan, que son capaces de amar, pero también de odiar. Seres reales como nosotros. Y quizás por eso llegan a inquietarnos, puede que nos incomode su visión porque nos obliga a aceptar la crudeza o porque reconozcamos en ellos nuestros miedos, nuestros fantasmas.
Pero, al cabo, ya sea en color o en blanco y negro, las imágenes están para interpretarse, para construir una realidad. Realidades subjetivas, cada cual con las suyas y que posiblemente nada tengan que ver con la vida de estas gentes retratadas. Y alguna de ellas, o varias, quién sabe, puede que nos haga volver la vista hacia mundos que negamos, que para nosotros no existen. Y si sucede esto, si esos mundos se convierten en verdad, habréis conseguido ir más allá de la mirada.